Devocional | Amad a vuestras mujeres.
La caótica corrupción generalizada, efecto del pecado, prudecen la desbocada desmoralizacion del ser humano, producen nefastos resultados en la sociedad, que "han dejado rotos todos los vinculos; relaciones matrimoniales, parentesco, amistad, gratitud". Los hombres no tenien consuelo, ni satisfacción en sus propias familias, ni en sus parientes más cercanos.
No hay temor de Dios y el desprecio de los valores son un síntoma triste de corrupción universal. Los que no cumplen sus deberes para con sus padres, con sus esposas, con sus hijos, con su prójimo, problamente nunca llegarán a nada bueno. "El día de su castigo viene, el que anunciaron los profetas y será su confusión".
Pero he aquí una hermosa exhortación
Efesios 5:25-31 "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se dio a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada. Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; porque somos miembros de su cuerpo. POR ESTO EL HOMBRE DEJARA A SU PADRE Y A SU MADRE, Y SE UNIRA A SU MUJER, Y LOS DOS SERAN UNA SOLA CARNE. Maridos Amad a vuestras mujeres
Este es un imperativo presente activo al marido. El marido debe poner la atmósfera espiritual en el hogar y continuar amando a su esposa de la misma manera que Cristo amó la iglesia.
Así como Cristo amo a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella (Efesios 5:2). Esto se refiere a la vida vicaria, expiatoria substitucional de Cristo. Y es también la clase de amor dado por sí mismo requerido de los maridos a su esposa. Mayor amor que éste no cabe (Juan 3:16), y está es la meta que se le propone a todos con respecto a su mujer, un amor sacrificado, que no busca su propio interés, sino el bien (en todo sentido) de su mujer (lea 1 Corintios 13:3-7). El amor de Cristo nos obliga (2 Corintios 5:14-16), Este es el principio motivador de toda nuestra conducta y de todo lo que decimos y hacemos, es el principio que nos "apremia", que nos "controla", que nos obliga. El amor que controla nuestras opciones y acciones, es el amor de Cristo, el amor de Cristo por cada uno de nosotros, es lo que nos empuja a vivir como Él, y a andar como Él anduvo, y a amar como el ama. El amor de Cristo por nosotros nos manda a una acción apropiada, nos obliga, en este caso a la muerte de las ambiciones particulares y egoístas al estilo de vida ajeno a Cristo. Y nos manda no solo a amar a nuestras mujeres, sino a formar una sola carne con ella, con nuestra mujer (Génesis 2:24, Efesios 5:28-31). Con el propósito, con el fin de santificarla, a fin de purificarla, así como Cristo nos amó, y nos santifico. Así como el amor de Cristo por la iglesia revolucionó la iglesia, así también el amor de un esposo por su esposa debería estabilizar y bendecir el hogar Cristiano. "Sin mancha, sin arruga" Este es un término expiatorio del Antiguo Testamento (1 Pedro. 1:19). Este mismo concepto es mencionado como la voluntad de Dios para la iglesia en Efesios 1:4. El peso acumulativo de todos estos términos es que Dios, desea la santidad completa de Su pueblo (Efesios 1:4). La meta del Cristianismo es la semejanza a Cristo (Ro. 8:28-29; Gá. 4:14). Que la imagen de Dios en el hombre sear restaurada! Cuando los esposos Cristianos aman a sus esposas, se aman así mismos porque en Cristo son "una carne" (Génesis 2:24). Así como la iglesia es la extensión de Cristo, los esposos y esposas son una extensión el uno del otro. Sustenta y cuida Estos dos términos deberían de motivar las acciones de cada marido Cristiano maduro hacia su esposa. Los esposos son lideres siervos, son mayordomos de los dones de sus esposas (e hijos) al igual que los de ellos mismos! Como Sacerdote el líder siervo espiritual del hogar debe de buscar la madurez de cada uno de los miembros de la familia en Cristo.
(Enmanuel Cruz)
