Devocional | Pedid, Pidan lo que quieran.
- Enmanuel Cruz
- 24 oct 2017
- 6 Min. de lectura
Juan 15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

"Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá" (Mateo 7:7)
"Y todo lo que pidáis en oración, creyendo, lo recibiréis" (Mateo 21:22)
Juan 14:13 Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Juan 15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.
Tres preguntas al texto de Juan 15:7
1. ¿Qué bendición es esta?
2. ¿Cómo es que se obtiene esta bendición?
3. ¿Por que se obtiene así?
Primera pregunta;
1. ¿Cuál es esta bendición especial? La bendición especial es “Pedir”: "Pedid todo lo que queréis, y os será hecho." El Señor quiere que oremos, que pidamos: Hay que orar, hay que pedir, el privilegio es que oremos, que pidamos, que estemos en una práctica constante de oración, estar así es la emanación natural de un alma en comunión y en total dependencia con nuestro Señor.
Esta es una bendición adicional a todo los que permanecen en Cristo, y Cristo en ellos.
Una cita de Charles Spurgeon;
<<“El que discierne de manera más clara el carácter perfecto de Jesús, pedirá con más urgencia mayor gracia para crecer en semejanza con Él. Entre más me preocupo por estar en mi Señor, más deseo obtener de Él, pues yo sé que todo lo que está en Él está puesto allí a propósito para que yo pueda recibirlo. "Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia." Es en la medida que estamos vinculados a la plenitud de Cristo que sentimos la necesidad de extraer más de esa plenitud, mediante la oración constante”.>>
Segunda pregunta;
2. ¿cómo es que se obtiene esta bendición especial?
Se obtiene permaneciendo en Él y Sus Palabras en nosotros: "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros."
Permanecer en el Señor Jesús no sólo quiere decir confiar en Él; Esto incluye la ENTREGA TOTAL DE NUESTRA VIDA A ÉL para recibir Su vida, y dejar que esa vida obre sus resultados en nosotros. Vivimos en Él, por Él, para Él, y con Él, cuando permanecemos en Él.
Nuestra vida antigua ha desaparecido: porque "hemos muerto, y nuestra vida está escondida con Cristo en Dios." Nosotros no somos nada si nos alejamos de Jesús. Alejados del Él nada podemos hacer.
Los verdaderos cristianos, los verdaderos discípulos, son los que han creído plenamente en Jesús como su Señor y Salvador y fueron enseñados por ÉL y permanecen en ÉL y en su enseñanza y guardan Su Enseñanza, guardan Su mandamiento.
1ª de Juan 3:22 y todo lo que pidamos lo recibimos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él.
El hombre así posee al Espíritu de Dios habitando en él. Si permanecemos en Cristo, y Sus Palabras permanecen en nosotros, entonces el Espíritu Santo ha llegado y ha establecido su morada en nosotros; de tal manera que ya no vivo yo, sino que CRISTO VIVE EN MI, y PARA MI VIVIR ES CRISTO y EL MORIR ES GANANCIA
¿Y qué mejor ayuda en la oración podríamos tener?
Es algo maravilloso que el propio Espíritu Santo que mora en nosotros interceda por todos nosotros los santos de conformidad a la voluntad de Dios Él "mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles."
¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios que está en él y Él obra en nosotros el querer lo que Dios quiere, de tal forma que la oración de un creyente es el propósito de Dios reflejado en el alma como en un espejo.
Cuando tú y yo permanecemos en una unión real con Cristo, el Señor Dios nos mira de la misma manera que ve a Jesús, como su hijo amado en el cual él tiene toda su complacencia y nos dice: "No les negaré nada; pedid todo lo que queréis, y os será hecho"?
Si permaneces en Cristo, y te aferras con firmeza a Sus Palabras, y eres plenamente Su discípulo, entonces Él te escuchará.
Nosotros no tenemos ninguna razón para existir, excepto la que encontramos en Cristo; Él es fin y la fuente de nuestra existencia. Fuimos creados para la alabanza de su Gloria, para la alabanza de gracia.
Si entendiéramos bien esto, si comprendiéramos bien nuestra posición como siervos de Dios, sin entendiéramos este propósito este fin supremo que hemos sido hecho para la alabanza de su gloria, para la alabanza de su gracia, que fuimos hechos para este fin el de adorar a Dios.
El trabajo de nosotros para Cristo es la obra de Cristo en nosotros, de lo contrario no seriamos bueno para nada. Entonces porque vivimos afanados y estresados con las cosas pasajeras de este mundo.
Tercera pregunta:
3. ¿Por qué se obtiene de esta manera?
Debe haber una razón para que estas condiciones se establezcan como necesarias para poder obtener el poder prometido en la oración.
La oración no es otra cosa que llevar las promesas de Dios a Él mismo, y decirle: "Haz así como has dicho." La oración es la promesa utilizada. Una oración que no esté basada en una promesa no tiene un cimiento verdadero.
Si La Palabra de Dios permanece en ti, entonces tú eres el hombre que puede orar, porque este es el hombre que ora conforme a la voluntad de Dios.
Cuando estamos en una condición así como esta, nuestra voluntad real es la voluntad de Dios. En lo profundo de nuestros corazones, queremos únicamente eso lo que el propio Señor quiere; y ¿qué es esto, sino pedir lo que queremos, y nos sera hecho.
Para Dios es seguro decir al alma santificada, "pide todo lo que quieras, y te será hecho." El Espíritu Santo que mora en ese hombre lo guía correctamente; la gracia que está en su alma derriba todas las sórdidas concupiscencias y los deseos impuros, y su voluntad es la sombra real de la voluntad de Dios.
La vida espiritual domina en él, de tal forma que sus aspiraciones son santas, celestiales, a semejanza de Dios. Él ha sido hecho partícipe de la naturaleza divina; y así como un hijo es semejante a su padre, así ahora en deseo y voluntad somos uno en mente con Cristo en Dios. Como el eco que responde a la voz, así es el corazón regenerado, hace eco a la mente del Señor.
Se puede ver claramente que el Dios Santo no puede tomar a un hombre común de la calle y decirle: "Yo te voy a dar lo que quieras." ¿Qué pediría ese hombre? Pediría una buena copa de licor, o permiso para disfrutar sus deseos perversos.
Sería muy inseguro confiar a la mayoría de los hombres este permiso. Pero cuando el Señor ha tomado a un hombre y lo ha hecho nuevo, y lo ha revivido a una nueva vida, y lo ha formado en la imagen de Su amado Hijo, ¡entonces puede confiar en ese hombre!
Los eternos decretos de Dios proyectan sus sombras sobre los corazones de los hombres que viven una verdadera vida de fe en Cristo con una verdadera y buena devoción reflejada en una vida de oración. Lo que Dios va hacer, se lo ha revelado a Sus siervos, y los mueve a pedirles que hagan, lo que Él mismo ha resuelto hacer.
Claro! Es si permanecemos en Cristo, y Sus palabras permanecen en nosotros, podemos pedir lo que queramos! Pues sólo pediremos lo que el Espíritu de Dios nos mueva a pedir; y sería imposible que Dios el Padre, y que Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo tuvieran propósitos contradictorios entre sí. Lo que uno impulsa a pedir, el otro con toda seguridad ha decidido otorgar.
Cuando mantenemos una comunión íntima con Jesucristo, y sus palabras controlan nuestra conducta, "todo lo que pidamos será hecho", porque siempre lo querremos de acuerdo con su voluntad al ser la voluntad de Cristo la norma de nuestra voluntad.
¿Qué más podemos desear, sino que se nos concedan las cosas que pedimos?
Es Cristo en el corazón del creyente, el que cumple los deseos de corazón del creyente, porque nuestros deseos serán los deseos de Cristo, como la mente nuestra será la mente de Cristo (1 Corintios 2:16b).
(Enmanuel Cruz)
Comments