top of page

Devocional | Vida Cristiana

Ética y estilo de vida cristiana

Colosenses 3:1-5 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

Los creyentes debemos vivir nuestras nuevas vidas espirituales en Cristo. Hemos sido co-sepultados y co-resucitados con Cristo (I Co. 6:17). Puesto que nosotros los cristianos hemos creídos en el Señor Jesucristo y hemos sido justificados por la Fe en Él, estamos libres de las leyes ceremoniales, libres de las obras de la ley, libres de la ley del pecado y de la muerte, debemos andar más cerca de Dios en amor y en la obediencia del Evangelio.

Las cosas terrenales se oponen a las cosas celestiales, el cielo y la tierra son opuestos entre sí; y no podemos seguirlos al mismo tiempo, el afecto por uno debilitará y abatirá al afecto por el otro.

Mateo 6:24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.

1º de Juan 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

Gálatas 5:16-17 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.

Los que han nacido de nuevo están muertos al pecado, las cadenas del pecado han sido rotas, su poder ha sido vencido por el poder del evangelio y la operación de la gracia mediante la fe en Señor Jesucristo, y será extinguido por la perfección de la gloria.

Gálatas 2:19 Pues mediante la ley yo morí a la ley, a fin de vivir para Dios. 20 Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. 

Entonces estar muerto al pecado significa esto: que ya no vivo está vida temporal, ya no vivo mi propia vida, sino que Cristo vive su vida en mi , ya no soy yo mismo, sino Cristo en mi, viviendo Él su vida en mi, y el que tiene el Espíritu Santo morando en él, es capaz de despreciar las cosas terrenales y desear las cosas celestiales. (Gálatas 5:24-25).

Cristo vive en el creyente por su Espíritu, y el creyente vive para Él por el Espíritu, en todo lo que hace. Por fe vivimos y por fe andamos, por Él y para Él. En el presente no hemos visto a Cristo, pero nuestro gran consuelo es que nuestra vida está a salvo en Él y cuando Cristo nuestra vida se manifieste, esa vida nuestra que fue sepultada y estaba escondida en Cristo, esa vida que murió para el mundo, esa vida nuestra que crucificamos y que no la vivimos, porque vivimos la vida de Cristo. Esa vida será manifestada con Él en su gloria.

Si, por una parte, la Cruz nos une a Dios, por otra parte nos separa moralmente del mundo. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, ya ya no vivo yo, más Cristo vive en Mí”. Somos pues, rechazado por el mundo. En el primer caso, nos da La Paz; en el segundo caso, nos pone en oposición con el mundo, donde debemos vivir y hacer el bien, imitar a Cristo, y anunciar sus virtudes.

Por medio De la Cruz, Dios nos introdujo en el reino de su amado Hijo, “Porque El nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado”, pero también nos saca moralmente del mundo.

“Si nuestras actitudes no son más elevadas que las del mundo, realmente nunca vamos a impactarlo con el mensaje del único y verdadero Dios.” 

Es por eso que No debemos buscar la plenitud de vida de la misma manera que la gente del mundo, tratando de autorealizarnos. La verdadera plenitud solamente se halla en Cristo.

1º de Juan 5:4-5 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

¿No deberíamos poner nuestros deseos en el cielo y vivir por encima de éste mundo? No podemos cambiar el abandonarlo todo y el negarnos a nosotros mismos por el logre lo que quiera, no podemos reemplazar la gloria de Dios por la satisfacción humana.

Luciano de Samosata un escritor satírico del Siglo II  (125-180) habló en uno de sus escritos refiriéndose a los cristianos:

Tenemos que despojarnos de nuestros propios deseos y metas (Romanos 8:13 Gálatas 5:24), 

“Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”, para vivir una vida de una verdadera buena devoción que agrada y honra a Cristo y no que el nos honre a nosotros primero, satisfaciendo nuestras necesidades y deseos, porque podemos caer en pasarnos la vida queriendo que Dios se someta a nuestra voluntad.

1º de Corintios 15:36 ...lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes.

"La vida de Cristo en nosotros es la muerte de nosotros para el mundo".  Mateo 16:24-25 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.

Lucas 9:23-24 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará. No se trata de ser exaltado yo mismo o de tener satisfecha y cubiertas todas mis necesidades o de mi propia realización. O es la negación de mí mismo, de menguar yo para que Cristo sea exaltados por todos y en todo y de la edificación de la iglesia. ¡Yo lo quiero! Lo que usted quiere o lo que cualquiera quiere no importa, lo que importa es lo que es por voluntad soberana de Dios. Aqui vemos tres mandatos que se traducen en acciones de amor: 1. Negarse a sí mismo.

2. Tomar su cruz cada día. 3. Seguirlo. Cuando Martín Lutero lanzó la reforma protestante y colocó las 95 tesis en las puertas del castillo Wittenberg afirmó en la cuarta tesis que la salvación requería de aborrecerse uno mismo y que el aborrecimiento de uno mismo continua hasta al final . ¿Que significa negarse uno mismo? Abondanar totalmente la condición caída, no tener nada que ver con ese antiguo yo, esto incluye hasta los pensamientos. Incluso hasta el extremo, que el cambio radical en todo tu ser puede llegar a causar división en tu familia sobre esto también quedamos advertidos por Nuestro Señor. Mateo 10:35 Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; Mateo 10:36 y los enemigos del hombre serán los de su casa. Mateo 10:37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; Mateo 10:39 El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. La cruz en tiempo de Cristo se asociaba con muerte. Se trata de dar todo a Cristo cueste lo que me cueste. Marcos 10:21 Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Este pensaba que era un candidato perfecto para heredar la vida eterna. Esta persona se jacta de haber cumplido la ley, pero Jesús sabiendo que es imposible cumplir la ley, y que había quebrantado alguno y principal mandamiento “amar a Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza” aún así le amó y le dio una respuesta que el joven no esparaba saco a la luz la justicia propia del joven y luego dejo al descubierto el amor por el dinero y le mostró el precio abandonar su ilusión de justificación propia y reconocer que era un pecador indigno y miserable ver ( Lucas 18:9-14 el publicano y fariseo), que tenía que someterse al Señor Jesús, llevar la cruz y abandonar todas sus posiciones terrenales .

Tal vez el Señor no te lo pida pero hay que estar dispuesto a dejarlo todo si el así lo pidiera para seguirle.

El hombre prefirió aferrarse al engaño de su justicia propia y a retener su dinero y poseciones que tener a Jesús no tenía interés en negarse así mismo apagar su ego, ni sacricarse ni someterse por consiguiente era indigno de ser discípulo de Jesús y el mismo se cerró la puerta a la salvación y el acceso a la vida eterna. Lucas 9:57 Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. Lucas 9:58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

Esto no fue un sígueme y serás feliz y gozarás de buena salud, rico, próspero y triunfador, mas bien le dijo; quiero que sepas estos, no tengo ni si quiera lugar donde recostar la cabeza, el seguirme, el discipulado, te costará todo lo tengas, no esperes comodidad y vida fácil.

Lucas 9:59 Y dijo a otro: Sígueme. El le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. Lucas 9:60 Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. Lucas 9:61 Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Lucas 9:62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. Lucas 14:26 Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Lucas 14:27 Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo. Lucas 14:33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Seguir a Jesús no es asunto que dependa de usted o de mí. Ser creyente no es cuestión de nosotros, no es cuestión de estima propia. Mas bien es cuestión de estar hastiados de nuestro pecado y de nuestra desesperación por el perdón. Es cuestión de ver a Cristo como el invaluable Salvador del pecado, la muerte y el infierno, para que voluntariamente dejemos a un lado lo que sea necesario, aun si nos cuesta nuestra familia, nuestro matrimonio y lo que sea que atesoramos y poseemos.

Nuestro tesoro es Cristo y su gracia salvadora

Mateo 13:44 Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. Mateo 13:45 También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, Mateo 13:46 que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró. Como esclavos que somos de Cristo tenemos que someternos a él como nuestro Señor o Amo que es. Un esclavo solo busca la santificación de su Señor, el hacer la voluntad de su Señor siempre en su vida, nunca busca su propia gloria, ni su fama, el estatus de fama del esclavo va asociada la fama o estatus de su amo. Hebreos 2:10 Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos. El sufrimiento hizo perfecto al Capitán de nuestra salvación. Así nosotros también padeceremos la cruz del sufrimiento. Lo que sufrimos primero que nada es la muerte de todas las esperanzas, todas las ambiciones, todos los deseos, todos los anhelos, todas las necesidades que son humanas, carnales o terrenales. Por la puerta angosta tenemos que pasar despojado de todo muy parecido al simil de él camello por el ojo de aguja. 

Búsqueda por Etiquetas
No hay etiquetas aún.
Sigue "HERMENEUTIKO"
  • Black Facebook Icon
  • Black Twitter Icon
  • Black YouTube Icon
  • Black Instagram Icon
bottom of page